No es un error, son delitos

LA NOTITA exculpatoria secretada ayer por la Agencia Tributaria y excretada por el Ministerio de Hacienda, o viceversa, es una de las tomaduras de pelo más desvergonzadas que ha perpetrado la casta política en las últimas décadas. En la recta final de la declaración de la Renta, los ciudadanos, reducidos a la condición exprimible de contribuyentes, sólo tenemos dos alternativas: considerar que nuestro dinero está en manos de imbéciles o, lo que parece más razonable, que los que dirigen la explotación de bolsillos inermes a cielo abierto, o sea, el Fisco y/o el Ministerio de Hacienda son politicastros desalmados que no dudan en forzar la prevaricación de funcionarios a su cargo para alcanzar objetivos políticos sórdidamente ilegales. Ni los técnicos de la Agencia Tributaria, ni los inspectores de Hacienda, ni los notarios, ni los registradores, ni la Justicia, ni la Prensa, ni la población alfabetizada ni los tontos de baba se creen la nota de Montoro. Está tan mal ideada y redactada que es obvio que no la creen ni los redactores. Ahora bien, como dice la canción, nada de esto fue un error. Un delito, o mejor, un rosario de delitos, sí.

El hecho, más elocuente que cualquier nota, es que a la petición del juez de los datos fiscales completos de la Infanta, la Agencia Tributaria ha contestado enviándole una burda falsificación. Eso de que se ha confundido el DNI nº 14 de Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia con otro DNI de otra Pepita Jiménez no se lo cree ni el tragasables del Circo Price. Si fuera verdad, deberían echar a Viana y a Montoro, porque los datos más delicados de treinta y tantos millones de españoles estarían en un sistema disparatado servido por nulidades intelectuales, pero no lo es, no puede serlo. Más bien cabe temer que somos víctimas de gente sin escrúpulos que por hacerle un favor a la Zarzuela y hundir al juez Castro son capaces de falsear datos, prevaricar y obstruir la acción de la Justicia, favoreciendo de paso a unos acusados de blanqueo de dinero, evasión de capitales y otras muchas fechorías. Si la Infanta no los denuncia será porque querían ayudarla. Si la Fiscalía Anticorrupción no los persigue será porque no es una cosa ni la otra. Podrán quedar impunes pero son delitos. Qué digo: delitazos.

>Veael videoblog de Carlos Cuesta. Hoy: ¿Es la Agencia Tributaria el camarote de los hermanos Marx?